Crónica Challenge Barcelona – Maresme 2013 y fotos
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6 de octubre completé mi tercer triatlón en distancia Ironman. 3,8
Km nadando, 180 km de bici y 42,2 Km de carrera a pie. Fue en el
Challenge Barcelona – Maresme que se celebró en Calella y que
actuaba como campeonato de España de Larga Distancia donde acabé en
el puesto 33 de mi Grupo de Edad (30-34 años).
Estoy muy contento
con mi mejor marca personal, mejorada en más de 1 hora la anterior,
con 10:53:08 horas. La alegría por la competición fue doble, ya que
mi entrenador, Richard Calle se hizo con el Campeonato de España
Élite culminando una temporada redonda para él. ¡Felicidades
coach!
La verdad, iba
bastante sereno y preparado como ya expliqué en el post previo a la
competición. Llevaba bastante bien controlados los ritmos, el
circuito y sobretodo la alimentación durante la prueba, que creo que
fue una de las claves. E incluso al acabar tuve la sensación de
haber podido ir más al límite.
A modo de resumen
decir que ha sido una de las competiciones donde más he disfrutado
de cada kilómetro, sin momentos bajos, psicológicamente siempre
positivo, pese a las medusas en el agua, a la desorientación general
en el mar, al diluvio universal que vivimos en la bicicleta o a la
tortura muscular que supone el maratón. La mente fría, serena e
intentando no dejar nada al azar para entrar ultra contento a meta
con Lydia.
culpa de todo esto la tiene Patrocinalos, sin la ayuda de los cuales
este Challenge quizás no hubiese sido posible.
Día previo
Hay que darse
prisa. Los días previos al Ironman se pasan volando así que hay que
aprovechar todo el tiempo. Recoger el dorsal, asistir al briefing,
instalarse en el hotel, preparar todo el material, dejar listo lo que
voy a comer y beber durante la competición, llevar algunas cosas a
boxes, correr un poquito para quitar los nervios, saludar al personal
conocido e intentar descansar lo máximo.
Compañeros de
fatigas y de fin de semana como Dani, flamante subcampeón de España
de su grupo de edad (25-29) y compañeros de club, Manu, Manel, Paco,
David, Carles & Carles con los que también he compartido
metros durante todo el proceso de preparación. Más saludos en
Calella y en boxes y todos con los mismos nervios y sus objetivos y
metas para el día D.
Natación
boxes. Caminamos hacia la salida. Vaselina, neopreno, risas nerviosas
para eliminar la tensión y hacia la arena. Por delante una sola
vuelta de 3,8 km. La salida es tranquila, no recibo apenas golpes y
nado cómodo desde el principio. Me lo tomo con calma y voy con la
seguridad que me dió la natación de mi último triatlón en Berga,
aunque aquí no iba a ser igual.
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metros los llevo bien, voy en grupos y sigo pies, es fácil
orientarse y ya me han empezado a adelantar los más rápidos de las
salidas anteriores. Cuando viramos para orientarnos hacia el final
del sector tenemos por delante una interminable recta de 2,4 km y
corriente en contra, además de la mala visibilidad de primera hora
de la mañana y encarados hacia el sol, que estaba saliendo por el
este…
Este fue uno de
los errores o handicaps que más condicionó a todos los
participantes. Todos se vieron penalizados por esa recta ante la
falta de boyas de referencia para conseguir nadar recto. Unas de
otras estaban separadas por demasiados metros por lo que era
imposible, entre oleaje y nadadores, tener referencias para evitar
hacer más metros nadando en eses…. La única solución era ir
siguiendo a los nadadores de delante y fiándose de ellos. Los jueces
y los kayacs estaban más entretenidos en reorientar a los nadadores
despistados que en seguir la carrera. Todas mis espectativas se
fueron al garete en este segmento. En mis tres Ironman nunca he
tardado tanto en el agua. 1:36 horas… Cuando mi tiempo previsto era
entre 1:15 y 1:25… A seguir.
Ciclismo
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prisa pero sin pausa. Empiezo con cadencia para estabilizar las
pulsaciones al salir de Calella hacia la N-II. En mis planes estaba
hacer un parcial de 30 km/h de media, aunque sabía que podía ser
más rápido si me iba bien. Por delante dos vueltas y media a un
circuito sin desniveles y de ir acoplado el 90% del tiempo, aunque
tenía algún repecho. Cada 15-20 minutos voy ingeriendo calorías e
hidratándome. No noto ningún bajón de energía en ningún momento
y aprovecho cada avituallamiento.
En los primeros 70
km obtengo una media de 33,2 km. Bien, pues todo lo que tenga ganado
es margen para posibles contratiempos. Los ánimos iban bien. Mi tia
animando en el giro de Calella y mi novia preparándome una bidón
para mi segunda vuelta, animando y echando fotos junto con el crack
de Joaquin y también Marta. Gritos también de Sergi por ahí y de
Juan, un amiguete del Hospitalet.
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las vueltas el viento se empieza a levantar y al fondo se empiezan a
ver nubes negras de tormenta. Mal augurio, pues vaticinaba un maratón
pasado por agua. La previsión se adelantó.
Durante el tramo
ciclista mi tendencia es pasar más gente de la que me pasa a mi. Los
grupos de drafting son descarados, uno de ellos me pasa como un tiro
en un pequeño repecho. Les vuelvo a adelantar y miro atrás. Los
tengo a rueda. Un papel entra en mi rueda y pienso que he pinchado.
Paro para comprobarlo, por suerte solo era ruido. Al fondo sigo
viendo el grupo en pelotón y de repente aparece un juez y se pone a
su lado. Los tramposos empiezan a disimular y a dejarse caer. Yo los
vuelvo a atrapar y le digo al juez que en cuanto se vaya van a volver
a lo mismo y él me contesta: “ya lo sé, ya” Ignoro los penalty
box que impuso ahí, pero había unos cuantos. El dorsal 948, un tal
Ville era descarado y hacia el final me dio el palo en el último
repecho, mucho más fresco que yo iba. Consigo dejarlos de nuevo,
pues eran tan comodones que ni se dignaban a subir de 31 km/h para no
dejar la rueda de quien tiraba del grupo.
El viento ha
empezado a hacer mella en la media que acaba por destrozarse cuando
se pone a llover, si se le puede llamar llover a lo que caía. El
público y los animadores, evidentemente, se esfuman casi todos.
Circulamos por auténticos rios de agua que frenan la marcha, con
mucho cuidado en las rotondas y bastante más lentos, sin apenas
visibilidad por los chuzos que caían. Aún así para delante,
fresquito.
Realmente no me
importa la lluvia. En cierto modo me la sudan las condiciones
atmosféricas. Son parte del juego, así que no afectan en mi ánimo.
Son así y punto y apechugo con ellas de la mejor manera que puedo.
De nada sirve martirizarse aún más de lo que lo hace la lluvia, el
sol o el viento y en Zaragoza ya había tenido días duros
climatológicamente hablando (frío, calor, lluvia, niebla, nieve y
mucho viento) en muchos mis entrenos, así que iba sobrado en ese
aspecto.
La parte positiva
fue que las barritas que llevaba se mojaron y se masticaban mejor,
pero al ir a tomarme un antiinflamatorio que llevaba resulta que se
había desecho con el agua, así que tuve que esperar al maratón a
que mis sparring me pudieran dar uno.
Los planes no han
salido del todo mal. 5:38 en la bici cuando mi objetivo era de 6
horas. Así que ya había compensado lo perdido en el agua.
Carrera
segmento. Empecé con la mente fría, un maratón se puede hacer muy
largo así que estabilicé mis pulsaciones a las que eran habituales
en mis entrenamientos de transiciones. Empiezo a marcar un ritmo
bastante estable entre 4:55 y 5:05 el kilómetro, de principio a fin
que sorprendentemente consigo clavar durante los 42 km (41 en mi
garmin).
En la carrera a
pie iba feliz. Tan solo hubo un momento de bajón, del km 13 al 14 me
dio una pájara en la que el corazón se disparó. Paré, anduve unos
metros, oriné, me tomé dos geles, bebí agua y seguí. Al poco
recuperé la energía. Continué absorto en mis pensamientos, mis
innumerables sesiones de largos entrenos en solitario en Zaragoza me
vienen a la cabeza, esa sensación que sentía en ellos…
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todo el rato también a todos los que me animaban, Gerardo, Albert,
David, Pedro, Montse y familiares de compañeros de club y más
amigos y conocidos que seguro que me dejo, avanzando kilómetros y
disfrutando realmente del Ironman lo más entero que pude.
Con ritmo clavado
se me pasan las 3:32 horas de mi maratón “volando”.
Últimos kilómetros, aún me quedan fuerzas para subir un poco el
ritmo. Llego a la alfombra que da acceso a la meta, Lydia y yo nos
cogemos de la mano y su cara de felicidad me hace ser el triatleta
más feliz del momento. Ella más orgullosa que los niños que
entran con sus padres. Los dos subimos la rampa de meta corriendo y
nos besamos al cruzarla. No puedo estar más orgulloso.
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Ahora unos días
de desconexión de entrenos, descanso y asimilar la temporada. Ha
sido rara, con bajones y subidas y sobretodo muy larga. Por suerte ha
acabado de la mejor manera que podía hacerlo y en el último
momento.
Dar las gracias
como siempre a todos los que me han dado apoyo previo, los que han
entrenado conmigo, los que me animaron en la carrera y con mensajes
antes de ella, los que se alegraron de mi llegada a meta y los que me
acompañan de una u otra manera en mis locuras deportivas.
Enlaces a Galerías de Fotos del Challenge Barcelona Maresme 2013
Gran crónica Enric. A disfrutarlo! Óscar
Grande Enrique, grande