La hernia discal y mi aparente recuperación
He de decir la verdad, de los 9 meses que llevo conviviendo con mi hernia discal creo que no ha habido una temporada tan larga en la que haya entrenado tanto. Ese tanto apenas es nada pero es infinitamente más que lo que he acumulado en todo ese tiempo, no sé si me explico. Pues bien, durante esos meses no he logrado que pase un solo día en el que mi pensamiento no acuda, en algún momento, a acordarme de que estoy lesionado. A veces lo he hecho por dolor, a veces por simple molestia y otras por precaución.
Uno suele saber que está totalmente recuperado de una lesión cuando deja de pensar en ella porque no hay nada que se lo recuerde. Cuando no hay molestia, postura, movimiento o cualquier estímulo que te diga: “¡Ep! Soy tu lesión y estoy aquí”.
Ando por las ramas y llevo dos párrafos dando vueltas para acabar explicando lo que quiero decir: es ahora, retomando una rutina casi diaria de ejercicio, cuando he logrado acordarme menos de mi pequeña hernia discal.
Moraleja: una vez pasada la etapa más aguda del dolor, parece que lo ideal para la recuperación ha sido el retorno progresivo y suave a la actividad. Estar parado no es lo ideal, aunque cierto es que hasta hace bien poco no he tenido ni el tiempo ni tampoco la motivación para aplicar lo que parece que sabía que era uno de los muchos remedios que debe haber a mi problema.
Hoy he salido con Lydia para celebrar. Juntos vamos a por su segundo reto 10K Zaragoza. Grandes progresos, sudores y esfuerzos que iremos compartiendo.