No hay secreto, si entrenas, las sensaciones mejoran

Llevo tres semanas bastante regular con los entrenos y estoy muy contento. Ritmos todavía lentos, eso sí, y sesiones escasas todavía, pero el hecho de dar regularidad a la actividad física ya es un aliciente y una motivación excelente.

Lo mejor es ir recuperando sensaciones. No me refiero al evidente bienestar psicológico que va en aumento por culpa de todo lo entrenado sinó a sensaciones físicas. Notar cómo las piernas responden cuando viene un repecho y cómo los músculos se comportan bien y no me dejan tirado a la vez que el ritmo cardiaco no se dispara tanto como al principio. Esas cosas que hacía tiempo que no notaba y que ahora tengo la certeza de que pueden ir mejorando, cuando había perdido la esperanza y me comía la impacienza por volver a sentirlas. Soy un paquete, pero un paquete venido a más.

Las obligaciones laborales todavía no me dejan mucho margen de maniobra. A pesar de ello empiezo a recuperar esa “mentalidad Ironman”, la de robar minutos a las horas y encontrar un hueco para sudar, quemar calorías, entrenar y sentirse bien después de una ducha para más tarde proseguir con las obligaciones de la vida. 

Las excusas son cada vez menos y mucho presiento que este no va a ser el último post optimista que escriba hasta conseguir alcanzar aquel modo de vida, aquella cotidianidad de vivir y pensar el triatlón a diario. Voy a seguir reencontrándome con estos derroteros. Me gustan. Además, cada vez los puedo explorar con más compañía.

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