Correr minimal

Después de leerme el libro que comenté de Nacidos para correr empecé a sentir curiosidad sobre como debe ser eso de correr descalzo. Supongo que a muchos de los que lo han leído les habrá ocurrido algo parecido. Movido por esa curiosidad empecé a investigar un poco sobre el tema y el tipo de material que más se adapta a esas particularidades. 
Descubrí muchos blogs y gente loca por lo que llaman el correr minimalista y me hice con unas zapatillas de suela plana, en las que no existe diferencia de altura entre la parte delantera del pie y la del talón. Me decidí finalmente por unas Zapatillas New Balance Minimus Zero Trail, unas zapatillas ultraligeras con suela vibram. Lo primero que me sorprendió fue el precio, barato comparado con las zapatillas convencionales. Me costaron 76 euros. La cosa del precio es bastante lógica. Llevar esas zapatillas es como llevar un calcetín, se utiliza muy poco material, pesan 125 gramos… Incluso se puede ver el pie a través de la tela. 
En cuanto a sensaciones, espectaculares, extrañas, únicas. Es una manera de correr tan natural, con los pies en contacto con el suelo, sintiendo el terreno al máximo, las grava de los caminos. Es una sensación de libertad muy grande. El cuerpo instintivamente adopta una nueva postura y se empieza a correr con la punta de los pies.
Pero la lógica, al menos la mia corroborada con la de mi fisio, no aconsejan ponerse a correr únicamente con estas zapatillas. Tras miles de años de evolución el cuerpo humano se ha perfeccionado en el arte de correr descalzo pero desgraciadamente en nuestra corta vida no hemos hecho otra cosa que atrofiar, o acostumbrar, a nuestra musculatura a desplazarmos con calzado, y no precisamente un calzado que tenga en cuenta nuestra forma de movernos más “natural” y lógica. Abusar de ellas al principio puede ser contraproducente.
Las sensaciones, como ya he comentado son muy placenteras y naturales, me dan ganas de seguir corriendo sin parar durante mucho tiempo y alargar mis entrenamientos, pero también se pierde una punta de velocidad en favor de correr mucho más cómodo y descansado. De momento estoy en una lenta pero motivante adaptación. No más de 90-120
minutos semanales repartidos en salidas suaves y algún cambio de ritmo. Al
principio los psoleos, los gemelos y el tendón de aquiles se cargaban un
poco pero poco a poco esas molestias van desapareciendo. El proceso va a ser largo, con el objetivo de poder hacer alguna media maratón en unos meses y a partir de ahí ir sumando kilómetros.
Lo ideal creo que es intercalar dos o tres sesiones de entrenamiento con las zapatillas que usamos normalmente con una más corta con el calzado minimal. La consecuencia es que cuando corro con mis zapatillas habitales lo hago mucho más cómodo. Así que si os animáis con unas 0 drop ya sabéis.

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