Mitja Marató de Sitges 2017. La crónica

*Foto de Miriam

Vaya 2017 que llevo. Qué poquito he entrenado y cuantas excusas me he puesto para no pasar frío evitar el buen tiempo. El bucle infinito del procastinador deportivo. Menos mal que a pesar de todo he tenido una buena alegría en la Mitja Marató de Sitges que corrí la semana pasada, el 15 de enero. Y digo alegría porque sin habérmelo planteado corrí mejor de lo que los entrenamientos me chivaban.

Resulta que entré en meta con 1:32:09 y no le di mucha importancia. El hecho estaba en que como apenas he competido en los últimos años ya ni me acordaba de cuales eran mis tiempos, no tenía referencias. Repasando entre mis registros de competiciones al final resultó que ese 1:32 es, de hecho, mi tercera mejor marca en medio maratón.

Lo mejor fue que unos 11 meses antes, en la Mitja marató de Gavà el tiempo fue de 1:41 por lo que la mejora ha sido de unos espectaculares 9 minutos entrenando casi lo mismo.

Mitja marató de Sitges 2017. La crónica

Tiempo real: 1:32:09 // Ritmo: 4:23 // Posición en la general 345

La intención en esta carrera, como vengo haciendo en las últimas competiciones, no era ir a reventar ni dar lo máximo de mi. La explicación es simple. Como hace tiempo que no compito de manera regular ni me exprimo al máximo no sé cual es mi capacidad de aguante. Por eso prefiero ser prudente en los ritmos y guardarme un poco, no vaya a ser que me venga el bajón a media carrera y entonces la fastidiemos.
Yo creía que era capaz de bajar de 1:40, eso seguro. Y también quería intentar probar si era capaz de correr a un ritmo de 4:30 el km (1:35 h). Y para eso salí pero ocurrió que durante los primeros kilómetros mis piernas iban muy bien y mis pulsaciones también. Pasaba los kilómetros por debajo de 4:10 durante el primer cuarto de la prueba y después me mantuve por debajo de 4:20. No estaba seguro si esos ritmos me iban a pasar factura más adelante y temía por ello pero me consolaba el ir haciendo un buen colchón de minutos por si venía la pájara. Eso que me llevaba.

*Foto de visitsitges.com

Yo estaba sorprendido porque hasta el kilómetro 17 he de reconocer que el cuerpo aguantó muy bien y que hasta ese momento el ritmo medio era de 4:17. Pero en el 18 ya no fue tan fácil. Esquivé al tío del mazo pero incluso así me hizo bajar el ritmo bastante. A pesar de apretar los dientes ahora el esfuerzo no era para correr más deprisa, sinó para no correr más despacio. Se pasaron lentos esos últimos 3.000 metros pero llegó la recta de meta, el sprint final y la sorpresa en la meta.

Como conclusión está el poder citar a aquel y decir “que no estamos tan mal” y el consolarme con ese tiempo como compensación psicológica por no haber entrenado durante la semana.

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