Sigo con problemas en la espalda
Hace unas tres semanas escribí sobre mi dolor no incapacitante en la espalda. Unos días después de aquello empezó a serlo. Tanto que me hizo retrasar la salida de vacaciones un día. Acudí a una fisio de Zaragoza que encontré por Internet y que no me hizo nada, salvo cobrar 25 euros. El dolor no se calmó apenas y caminaba torcido hacia un lado, tanto que daba como cosa mirarme la curvatura del tronco cuando me quedaba sin camiseta. La ropa lo disimulaba pero no mucho.
Programé una visita con mi fisio de toda la vida, el de Fisioglobal Gavà, pero antes fui a urgencias porque incluso yo mismo me había asustado de la torcedura que llevaba en mi tronco. La solución, como suele ser habitual en la sanidad pública en casos como el mio, no fue eliminar el problema y solucionar la causa del dolor. Por el contrario, siempre están dispuestos a que este dolor disminuya, pero no quitando la contractura, el pinzamiento, el aplastamiento o lo que se tenga. En lugar de eso te recetan antiinflamatorios y calmantes, de tal forma que el problema sigue estando ahí, pero ya no te duele.
Al día siguiente, fui a mi médica de cabecera. Mi historial médico de adulto está vacío, nunca había asistido a esa doctora ni a ningún otro salvo dos o tres veces de urgencias. Ella me preguntaba cosas y yo le contestaba. Sin tan siquiera asegurarse de que lo que decía era verdad me envió a hacer unas radiografías. Ni siquiera me examinó, podría haber enviado a alguien en mi lugar con el recado de contarle mi problema y ella no se hubiera dado cuenta ya que la consulta fue simplemente un intercambio de palabras. Contar como anécdota que no había visto nunca unas tiras de kinseio como las que llevaba en mi espalda ni tampoco sabía qué deporte era triatlón.
Al día siguiente fui al fisio y sus manos hicieron bien su trabajo. Yo sé que lo que tengo es una cosa a nivel muscular y él me lo confirmó. Me alivió el dolor tanto que ya podía volver a hacer cosas y empezar mis vacaciones y me dijo que poco a poco volvería a enderezarme.
He de decir que a pesar del descanso psicológico que han sido las tres semanas de vacaciones la espalda no ha mejorado del todo y es lo que más me está condicionando el retorno a la actividad física. Aunque también estoy casi seguro que el reposo absoluto sería mucho peor que los minientrenos que voy haciendo.
Volví al médico de nuevo, mi doctora de cabecera estaba de vacaciones, así que fue otra la que examinó mis radiografías de la espalda sin ver nada extraño. Ahora las radiografías están en manos de un radiólgo a ver si él detecta cualquier problema. Por último, tengo que programar otra visita en septiembre con la de cabecera para que me diga lo que le ha dicho el radiólogo. Es el “Vuelva usted mañana” de siempre en la sanidad. Mientras el problema sigue ahí.
El 1 de septiembre, de vuelta a Gavà, podré volver a pasar por el fisio para ver si se soluciona el asunto de una vez y puede enderezar de nuevo el cuerpo y empezar a entrenar como me gustaría, sin estar condicionado a nada. Tengo muchas ganas de empezar la temporada. Este año sí.